Los Suns ganan en Nueva Orleans gracias a un espectacular último cuarto
Los Suns se llevaron el triunfo de su visita a Nueva Orleans por 114-132, un marcador que puede resultar engañoso. El choque se movió en términos muy parejos durante muchos minutos, y de hecho parecía empezar a decantarse hacia los Pelicans a medida que avanzaba el tiempo, pero la llegada del cuarto periodo cambió las cosas.
En él, Phoenix ofreció una versión absolutamente demoledora, invirtiendo por completo el devenir del choque y haciéndose de forma cómoda con su victoria número 18 para empatar con los Blazers en la pelea por la cuarta plaza del Oeste.
Los Pelicans llevaban una ventaja de 11 puntos en el último cuarto, y su ofensiva tarareaba por una suma de 102 puntos en los primeros 36 minutos. Pero los juegos duran 48 minutos. Y los últimos 12 fueron sin duda los que a los Pelicans les gustaría olvidar pronto.
El plomo se evaporó en cuatro minutos. Luego, ni siquiera cuatro minutos después, los Suns subieron dos dígitos. Cuando sonó la bocina final, los Suns salieron alegremente de la cancha con una victoria por 132-114, mientras que los Pelicans se dirigieron a su vestuario aturdidos, tratando de averiguar qué acababa de suceder.
Según una investigación de Elias Sports Bureau, la derrota de 18 puntos fue la mayor en la NBA en la era del reloj de tiro (desde 1954-55) para un equipo que ingresó al último cuarto con dos dígitos.
¿Entonces qué pasó?
«Vi a Chris Paul tomar el control del juego de baloncesto», dijo el alero de los Pelicans, Brandon Ingram.
Paul terminó con 15 puntos y 19 asistencias y tuvo más de 28 en el último cuarto, y ni siquiera jugó 10 minutos. El base veterano ayudó a los Suns a tomar el control y nunca miró hacia atrás.
«El hombre está orquestando ahí afuera. Él sabe lo que está pasando en la cancha antes de que suceda», dijo el base de los Suns, Devin Booker. «Con él, el juego nunca está fuera de nuestro alcance. El juego nunca termina hasta que suena la bocina. Hizo un buen trabajo guiándonos, manteniendo la compostura durante todo el juego.
«En ese último cuarto, es una obra de arte. La forma en que estaba desmenuzando su defensa y haciendo jugadas para los demás y al mismo tiempo anotando cuando tenía que hacerlo».
Paul aparentemente estaba tres pasos por delante de todo lo que los Pelicans querían hacer en el último cuarto. Su triple que cayó sobre el escolta de los Pelicans, Lonzo Ball, con 4:41 por jugarse se sintió como la daga para alejar a Nueva Orleans. Corrió de regreso a la cancha con sus compañeros de equipo persiguiéndolo mientras el entrenador de los Pelicans, Stan Van Gundy, pidió un tiempo muerto para tratar de salvar algo en los minutos finales.
12-41. Ese fue el parcial con el que los de Arizona aplastaron a los locales en el último cuarto, convirtiendo lo que era un choque que tenían cuesta arriba en un auténtico festín. De verse 11 abajo (102-91) al final del tercer periodo, los visitantes pasaron a ganar por 21 puntos en el último (109-130), un cambio tan radical y tan inmediato que resulta incluso difícil de explicar.
Precisamente Booker terminó cono máximo anotador de los suyos al sumar 23 puntos, seguido de los 20 que anotó Jae Crowder partiendo desde el banquillo. Frank Kaminsky, por su parte, logró irse hasta los 17 en apenas 15 minutos, mientras que DeAndre Ayton firmó un gran doble-doble al anotar 16 tantos y capturar 16 rebotes.
En los locales, hasta tres jugadores estuvieron por encima de los 20 puntos: Brandon Ingram con 25, Zion Williamson con 23, y Lonzo con 21, a los que añadió 12 asistencias. El problema es que hasta ahí las buenas noticias. El resto de integrantes de la plantilla estuvieron bastante discretos, y si bien las buenas actuaciones del trío de jóvenes ayudaron a los suyos a mantenerse al frente durante muchos minutos, no fueron suficientes para contener a los Suns en el cierre de partido.
El acierto exterior fue uno de los factores a tener en cuenta, ya que los Suns convirtieron siete triples en los últimos 12 minutos, lo que les ayudó a romper el partido a su favor. No obstante, dicho acierto no se limitó solo al cierre del choque, ya que Phoenix logró anotar un total de 22 tiros exteriores, igualando el récord de la franquicia establecido en 2010 ante los Lakers. En esta ocasión, sin embargo, alcanzaron dicha cifra en 39 intentos, uno menos de los que necesitaron ante los angelinos.
CP3 se viste de Nash
Quien también fue fundamental en el cambio que dio el encuentro y coqueteó con marcas de hace una década fue Chris Paul, que firmó una exhibición de cómo controlar el juego al firmar 15 puntos y 19 asistencias. El base se convirtió así en el sexto jugador en la historia de la franquicia en repartir tantos pases de canasta, algo que no hacía un jugador de los Suns desde que Steve Nash repartiese 20 en marzo de 2011. “Es como un director de orquesta. Ha hecho un gran trabajo liderándonos, ayudándonos a mantener la compostura durante todo el partido, y su último cuarto ha sido una obra de arte” afirmó Devin Booker.